Carlos García-Osuna “El semanal” Madrid Julio 1994
(extracto)
La expresividad de María Antonia Sánchez Escalona tiene una doble vertiente al concatenarla fuerza de los desnudos femeninos que pueblan sus lienzos con el poético fondo de los paisajes que las acompañan. Mezcla la rotundidad de la carne con la realidad y el abstracto de los fondos de su pintura en un trabajo que recuerda al idealismo romanticista.
La plasticidad de la artista se debe a sus largas estancias en Europa. A pesar de la evolución de su obra, ha permanecido fiel a su origen figurativo , y a la valoración de los elementos compositivos de sus pinturas.
Las figuras que protagonizan los cuadros de Sánchez Escalona gozan de una aparente libertad, aunque podríamos decir que están encarcelados en el silencio, en el límite del cielo y la tierra. Hijas de la metafísica, poseen rítmicos latidos que parecen estar a punto de desintegrarse como materia, de incorporarse al espacio físico y paisajístico como un elemento más, como seres dinámicos que se transforman con los ciclos de la naturaleza.
La pintura de María Antonia Sánchez Escalona fluye por la tela como un río de colores eternos que transita hacia un final, porque es una creación construida con retazos de la experiencia y del transcurrir humano.